El Insólito reino de la imaginación

Gerson Lázaro C.
4 min readJun 19, 2015

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Sus pasos eran cada vez más presurosos, y los latidos de sus corazones podían sentirse a la distancia. La selva parecía interminable. Allí, en medio del todo y de la nada, corrían Roxanna y Julián, tomados de la mano, unidos por el miedo y el amor, dos sentimientos tan distintos que acababan siendo el mismo. Sabían que era este su último capítulo y como tal, la última oportunidad de plasmar un final feliz. Cuando el lector llegara al desenlace y cerrara aquella historia devolviéndola a un estante no habría vuelta atrás, y su destino sería inmutable para siempre. El sol parecía brillar más que de costumbre y Roxanna daba muestras de cansancio, mientras Julián la alentaba a avanzar un poco más. Sabía que estaban a punto de alcanzar su objetivo. De pronto, una pequeña hilera de árboles fue abriendo camino hacia el paraíso buscado durante los 17 capítulos anteriores. Finalmente estaban allí: Un manantial cristalino rodeado de la más florida naturaleza, que hasta el propio cielo envidiaría. ¡El Cielo! Roxanna alzó su cabeza, y tal cual lo esperaba, el sol al oriente contrastaba con la luna al occidente, mientras un arco iris unía y separaba ambos astros en un mágico atardecer. Era el final. Era un final feliz. Lo habían conseguido.

Julián leyó por tercera vez la última frase del libro: “El sol irradiaba alegría, y la luna tranquilidad; Los dos componentes de la imaginación. Así Julián y Roxanna vivieron felices por siempre, allí en el único lugar donde podían serlo, el insólito reino de la imaginación”. Cerró el libro y lo llevó al estante colocándolo cuidadosamente entre El mundo de Sofía y El coronel no tiene quien le escriba. Era un lector compulsivo y a sus 19 años la lista de títulos leídos pasaba ya los 150. Historias geniales que después de todo, morían en un estante, dando paso a otras que más tarde tendrían el mismo fin. Pero esta vez no sería lo mismo. La obra daba vueltas y más vueltas en su mente. ¿Era por el hecho de llamarse igual que el protagonista? ¿Se había interesado tanto por aquel relato, que había terminado tomándolo como propio? No, Julián sabía muy bien que no era más que una novela. ¿O tal vez si era algo más? Su mente estaba jugándole una mala pasada, y solo necesitaba relajarse un poco. Busco un refresco en su nevera y salió al balcón de su apartamento. Su vista desde el séptimo piso le daba una increíble y envidiable visión panorámica de toda la ciudad, que ahora parecía más resplandeciente.

¿Y si Roxanna en realidad existía, en algún lugar de la realidad o la imaginación, y también esperaba por él? Era una completa locura, pero no podía alejarla de su mente. Mientras más lo pensaba, más parecía iluminarse la ciudad. Por un momento creyó que sólo eran tonterías, pero luego lo entendió. Lentamente alzó su mirada al cielo, encontrando justo lo que esperaba ver; o tal vez lo que esperaba no ver. Al oriente, el sol más brillante que nunca. Al occidente la luna que hoy parecía más serena, más tranquila, más azul. Entre ellos, un hermoso arco iris uniéndolos y separándolos al mismo tiempo. Julián sintió un estremecimiento, casi desmayándose de la confusión. Pero extrañamente, su pecho era invadido por una tranquilidad que nunca había sentido. ¡La tranquilidad del amor! Aunque no la conociera, su instinto le decía que en algún lugar del mundo o de su mente, Roxanna esperaba por él. Miró a la luna y gritó con fuerza sobrenatural: “Roxanna, sé que me escuchas y sé que estas tan confundida como yo, pero esto es real, real en medio de la imaginación”.

Roxanna cerró el libro de golpe. No podía creer lo que acababa de leer, ¡Era inimaginable! ¡Aquel personaje del libro estaba hablándole! Se tranquilizó, repitiendo interiormente que solo era un libro. Aún faltaban 8 capítulos, pero no sabía si debía continuar leyéndolo. Estaba realmente turbada. Con cierto temor, se acercó a la ventana principal de la sala, que daba a la calle: todo parecía normal. Se sintió aliviada, aunque también algo decepcionada. Esperaba ver quizá una panorámica increíblemente resplandeciente, una vegetación florida, o incluso un cristalino manantial. Pero a cambio solo consiguió la misma calle sucia de todos los días, una vista realmente opaca, y un vecindario solitario y triste. Respiró profundo y se calmó, soltando una leve sonrisa. Había sido una tontería.

Más tarde tal vez siguiera leyendo el libro, ya convencida de que la obra no era más que ficción. Decidió respirar el aire puro en la ventana por un rato más. No había mucho que observar: un gato caminando lentamente, un viejo y ruidoso Volkswagen transitando en contravía, y un niño que gritaba fuertemente a su mamá. Ante tal aburrimiento trató de escuchar la voz del niño, pero debió esperar a que el auto se alejara para poder oírlo. Finalmente alcanzo a entenderlo, casi en un susurro: “Mamá ¡Tienes que ver esto! El sol y la luna están juntos en el cielo, y entre ellos un arco iris majestuoso. ¡Es increíble!”. Roxanna no fue capaz de alzar la vista, simplemente corrió hasta su cuarto y se lanzó a la cama. Solo quería dormir y olvidarse de todo, pero solo entonces lo entendió. Su historia, y la de Julián deberían unirse, de alguna manera real o imaginaria, para terminar juntos en la selva, en medio del todo y la nada, en un reino insólito dominado por un manantial cristalino y naturaleza florida, al cual precedería una pequeña hilera de árboles. Ya había leído el final del libro en el que ella misma era la protagonista.

Mientras tanto, en algún lugar de la realidad o de la imaginación, Julián leía un libro, con total estupefacción…

Con este escrito participé en la edición 2013 del Concurso Nacional de cuento (RCN-Ministerio de Educación) llegando hasta la ronda final, razón por la cual ha sido el elegido para iniciar esta página.

Originally published at www.gersonlazaro.com on October 13, 2014.

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Written by Gerson Lázaro C.

En mis ratos de cuenta cuentos, publico por este medium. En mis ratos tecnologicos, en www.gersonlazaro.com

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